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Jueves, 9 de abril de 2015 
Diario El Telégrafo, Ecuador
“La Unasur ha demostrado que puede promover espacios de entendimiento”
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Alejandro Tapia

EL TELÉGRAFO, Ecuador

 

Prácticamente desde que asumió la jefatura de la diplomacia chilena en marzo de 2014, el canciller Heraldo Muñoz ha debido lidiar semana a semana con diversos impasses y controversias con los dos vecinos del norte: Bolivia y Perú. A ello, se suma el complejo escenario regional, la diversidad de organismos multilaterales y los imprevistos.

¿Cómo han evolucionado las relaciones entre Chile y Ecuador en la última década?

Las relaciones chileno-ecuatorianas están afirmadas hoy sobre una cooperación estrecha que fluye tanto de una antigua comunidad de intereses como de una visión compartida frente a problemas regionales y globales. En el ámbito propiamente bilateral, tenemos líneas de trabajo consolidadas y promisorias en materia de energía, educación, salud, cultura, defensa y el apoyo a las comunidades de inmigrantes que viven en ambos países. En lo global trabajamos codo a codo en la protección de la democracia.

¿Cuáles son los puntos pendientes?

El comercio bilateral tiene un potencial enorme que debemos aprovechar mejor. En el contexto de una coyuntura compleja, Ecuador ha aplicado salvaguardias de alcance general que afectan fuertemente las exportaciones chilenas. Sabemos que se trata de dificultades que quedarán atrás; en el intertanto, estamos dialogando intensa y amistosamente con las autoridades ecuatorianas para aminorar el impacto negativo de dichas restricciones al comercio.

En el plano regional, en los últimos años han surgido diversos bloques: Alianza del Pacífico, Unasur, ALBA y Celac. ¿La diversidad de organismos es un reflejo de las divisiones ideológicas que hay en el continente?

Cada una de estas instancias cumple roles distintos, pero todas tienen como fin promover la integración regional. Entendemos que en la región hay modelos e ideologías diferentes, pero eso no debe ser un obstáculo para promover áreas de convergencia y entendimiento. La integración como discurso está desgastada, pero sigue siendo indispensable. Hemos impulsado un diálogo entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico. Lo que se busca no es fusionar ambas instancias, sino que, de manera pragmática, iniciar un diálogo que nos permita concordar una agenda corta donde se puedan encontrar puntos de acuerdo sobre materias tan concretas como ventanillas únicas, facilitación de comercio, movilidad de personas y otros temas concretos que nos parecen posibles de concordar para avanzar de manera gradual y complementaria entre estos dos bloques.

¿Cuál es la importancia que Chile asigna a la Celac?

La agenda de la Celac y la agenda de Chile son complementarias, pues en su centro están la inclusión social y la lucha contra la desigualdad, el mayor desafío de los países de América Latina y el Caribe. Mediante la Celac se han establecido espacios de diálogo con socios extrarregionales, como China y la UE, que permiten avanzar en materias de interés mutuo.

La sede de la Unasur se ubica en Ecuador. ¿Chile estaría de acuerdo en reforzar aún más este organismo? ¿Unasur estaría en condiciones de ayudar a resolver situaciones específicas como las que vive Venezuela, por ejemplo?

Unasur ya ha demostrado que puede ayudar a promover la búsqueda de espacios de entendimiento y compromisos para que prime el diálogo y se evite la polarización, en situaciones como la que vive Venezuela. Hace un año atrás, se acordó una Misión de Cancilleres de Unasur que viajó a Venezuela y logró en una primera instancia facilitar que el gobierno y la oposición se sentaran a dialogar. Unasur puede jugar un papel importante y Chile ha tenido siempre el propósito de ayudar a que los conflictos se resuelvan en la arena política, en la arena electoral, y no en la calle, a través de la violencia.

En cuanto a la demanda de Bolivia en La Haya ¿Por qué los dichos del Gobierno boliviano respecto de una salida al mar serían solo pirotecnia?

Detrás de la demanda boliviana hay una confusión entre una aspiración y un "derecho" que, supuestamente, obligaría a Chile a otorgarle acceso soberano al mar producto de los diálogos que ambos países han sostenido a lo largo de la historia. Pero un derecho así de trascendente, que afecta nada menos que la integridad territorial de un país, no se puede inferir a partir de supuestos o expectativas. Bolivia lo que busca es revisar unilateralmente el Tratado de Límites de 1904 entre los dos países, usando como argumento la supuesta existencia de derechos. Además, de ser cierta la hipótesis boliviana, ningún país entraría en tratativas con otro por el temor de que las fórmulas de acuerdo que se exploren, si fracasan, se conviertan posteriormente en obligaciones para dicho Estado. En las relaciones entre Estados, especialmente en cuanto a límites, lo que vale son los tratados.

Usted ha dicho que Bolivia cometió un error histórico al llevar la demanda marítima a la Corte Internacional en 2013 ¿Por qué?

Durante el primer gobierno de la presidenta Bachelet se desarrolló una agenda muy constructiva con Bolivia, que incluyó todos, repito, todos los temas relevantes de la relación bilateral. Sin embargo, la decisión de Bolivia de demandarnos ante la Corte Internacional de Justicia cerró esa posibilidad por mucho tiempo. Nadie negocia bajo presión y menos cuando la otra parte pretende imponer un solo resultado: la cesión de territorio soberano.

¿Ha mejorado la relación entre Chile y Perú tras el fallo de La Haya de enero de 2014?

El fallo de la Corte de La Haya, si bien nos mereció reparos jurídicos, marcó un hito muy importante en la relación bilateral. Ambos países hemos dado un ejemplo al ejecutar en tiempo récord la sentencia. Ahora solo faltan las adecuaciones legislativas.

¿Por qué de tanto en tanto estallan impasses entre Lima y Santiago, como el caso de supuesto espionaje? ¿Este último caso ya está superado?

Confiamos en que este episodio pueda superarse lo más pronto posible. Estamos en permanente contacto con las autoridades peruanas y hemos reiterado que nuestro gobierno no promoverá ni tolerará la práctica de espionaje en el territorio de otros países, ni lo aceptará en su propio suelo. 

 

Fuente: http://www.telegrafo.com.ec/